La caída de la Unión Soviética fue uno de los acontecimientos más significativos del siglo XX y tuvo un impacto en todo el mundo siendo esta en su momento uno de los países más poderosos y más influyentes en la política mundial desde su creación en 1922 hasta su colapso en 1991.
Su colapso fue un proceso complejo que se desarrolló durante varias décadas. En la década de 1980, la economía soviética comenzó a tambalearse debido a una serie de factores, incluyendo la corrupción, la ineficiencia y la falta de innovación. Además, la Guerra Fría, que había durado décadas, estaba llegando a su fin, y el Bloque Soviético ya no tenía los recursos para mantener su posición como superpotencia mundial.
En 1985, Mikhail Gorbachev se convirtió en el Secretario General del Partido Comunista, y comenzó una serie de reformas destinadas a modernizar la economía y la sociedad soviética. Estas reformas incluyeron la glásnost (transparencia) y la perestroika (reestructuración), que permitieron una mayor libertad de expresión y un mayor énfasis en la economía de mercado.
Sin embargo, estas reformas también desestabilizaron el sistema político y económico, y condujeron a una mayor descentralización del poder y una pérdida de control del gobierno central. Los movimientos separatistas comenzaron a surgir en varias repúblicas soviéticas, incluyendo Estonia, Lituania y Ucrania, y el poder del gobierno central comenzó a disminuir.
En 1991, se produjo un intento de golpe de estado por parte de los conservadores dentro del Partido Comunista, que querían detener el proceso de reforma liderado por Gorbachev. Sin embargo, el intento de golpe fracasó, y la disolución de la Unión Soviética se aceleró.
El 8 de diciembre de 1991, los líderes de las repúblicas soviéticas acordaron la disolución del bloque y crear la Comunidad de Estados Independientes (CEI). El 25 de diciembre de 1991, el presidente Gorbachev renunció, y la Unión Soviética dejó de existir como entidad política.
La caída de la Unión Soviética tuvo un impacto significativo en todo el mundo, especialmente en Europa del Este y Asia Central, donde muchos países se independizaron de la influencia soviética. Además, su colapso puso fin a la Guerra Fría y llevó a cambios significativos en la política mundial y la economía global.
