Es precisamente por este tipo de decisiones marchitas, decadentes, ahistóricas, y anormales, que la condición de regidor esta tan devaluada en nuestro país, porque todos sabemos a que se dedican, ademas de buscar recetas, cajas de muertos, y tickets de combustible a costa del erario municipal.
Por suerte el destino de este patrimonio no depende de estos personajes funestos, verdaderos mercaderes sin pudor de los bienes públicos colectivos.
Estas claques que desde esas posiciones se han dedicado a asaltar este país, cobrando salarios jugosos para dedicarse al tráfico de prebendas y clientelas, que lo que hacen es distorsionar la función publica, tenemos que llevarlos de nuevo a lo que fueron y eran, antes de que la politiquería envileciera y desnaturalizara esa posición: a ser ciudadanos honoríficos electos por sus comunidades en atención al merito, la honra, y la acreditada conducta ciudadana.
Por suerte esa decisión de vender a Maravilla al mejor postor, no depende de ellos.
Esos «regidores» no han podido ayudar a una ciudad tan honorable como antigua cono Macorís, a organizar las paradas de motoconchistas y los mercados en plenas calles, a recuperar la Laguna Mallen, y ahora quieren negociar y decidir sobre Cuevas Maravilla.
Por eso este país tiene que barrer toda esta basura pseudo institucional, parasitaria y voraz, verdadera retranca para el progreso material y moral de este país, digno de mejor suerte.