Un gobierno el cual ha demostrado desgobernar el país; corrupción en todos los niveles, anarquismo en todas las instituciones del Estado; un presidente el cual ha vendido la soberanía de nuestra nación a los haitianos.
Un congreso el cual es un nido de mafiosos, de irresponsables representantes políticos, donde se anidan las tramas más oscuras que se puedan forjar con amparo de impunidad.
Una justicia sustentada en la injusticia, protege a los más insólitos delincuentes, mafiosos, traficantes, criminales, violadores y desfalcadores de los tesoros del Estado dominicano; espejo y horno donde se cocinan las más bajas componendas de crímenes cometidos contra el pueblo dominicano.
Una JCE la cual hace gala en sus afanes para legalizar lo ilegal, dando visos al debilitamiento institucional, desprotegiendo la plataforma la cual garantiza el derecho ciudadano y de nuestra soberanía nacional.
Un empresariado que en su afán de subyugar el futuro de los dominicanos ha abiertos sus puertas de par en par para sustituir la mano de obra dominicana por la haitiana, violando todas las leyes nacionales las cuales protegen el derecho al trabajo de los dominicanos.
Una secretaría de turismo la cual se hace ciega ante los inversionistas extranjeros, permitiendo a los mismos que invadan al país con manos de obras haitianas sustituyendo la dominicana en franca violación a las ley del 80/20.
Una iglesia católica, comenzando desde el Papa Francisco y en su cascada el Arzobispo de Santo Domingo, el cual da clara señal de haitianismo en su sangre; cada vez que abre su boca es para apoyar una invasión grotesca en perjuicio de los dominicanos; una iglesia la cual parece que está llena de sacerdotes pendejos, vende patria y sin pantalones, por la inactiva posición ante el resquebrajamiento de nuestra nación a excepción de muy pocos los cuales han expresado su oposición.
Una oposición la cual se muestra débil ante las atrocidades del gobierno y sus funcionarios dando la impresión de no querer derrocar el gobierno con los votos en las próximas elecciones del 2020.
Y ahora vemos como Finjus se declara apoyando las intenciones de la JCE en abrogarse el derechos para nacionalizar o reconocer personas supuestamente abandonadas, como si esa institución fuera el vientre para incubar humanos en su institución.
Nuestro país, la Republica Dominicana es una república en decadencia estrepitosa, la culpa es de los mencionados en los párrafos anteriores, solamente un estruendo nacional podría encausar el dislocamiento de los mismos.
Muchos piden la renuncia de Danilo Medina, esa solicitud es ilógica, se debe pedir la renuncia completa de su gabinete incluyendo la de los congresistas y los jueces del desorden judicial.
