Guido Gómez deja entrever indignación porque gobierno no se parece a «la gente simple»

El doctor Guido Gómez Mazara volvió a cuestionar la composición del gabinete en el nuevo gobierno que preside Luis Abinader Corona, por supuestamente haber sido conformado dándole mayor preponderancia a profesionales egresados de universidades de élite, lo cual a su entender no necesariamente implica que son los mas aptos para ocupar los cargos públicos.

En un articulo de opinión publicado en el periódico Hoy, el ex consultor jurídico planteó que «lo innegable es que nuestras élites, al educar a sus cuadros en instancias educativas exquisitas, crean las bases para que  la acumulación excepcional de conocimiento se implemente en una dirección que podría andar distante de la agenda de mayorías sedientas de una mejoría sustancial en su nivel de vida».

También reiteró su postura crítica a la presencia significativa que hay en el gobierno de funcionarios que representan a ciertos grupos económicos que habrían sido los financiadores de la campaña electoral del hoy presidente de la república, Luis Abinader. En ese sentido advirtió que «la trascendencia del cambio reside en parecerse a la gente simple, distante de los financiadores que ponen a los suyos para defenderle sus negocios, sin gestos arrogantes, pero motor esencial de las transformaciones deseadas. 

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Cerca de la gente

Domingo Cavallo aparecía en las revistas Euromoney y Latín Finance porque sus destrezas en el plan de estabilización cambiaria en Argentina lo mercadearon como el arquitecto de una transformación económica que chocó con la realidad del corralito financiero del año 2001 y la salida del poder de Fernando de la Rúa.

Antes, y potenciado por los organismos internacionales, Hernan Buchi desarrollaba la carrera de mayor trascendencia en Chile, llegando a convertirse en candidato presidencial de la derecha bajo el lema Democracia y Progreso, debido a su estelar rol desde el Ministerio de Hacienda y la conformación del modelo de las AFP que terminó provocando que un 50% de los trabajadores no autofinanciaran sus pensiones.

Ernesto Zedillo encontró un déficit en las reservas internacionales provocándole una trágica devaluación al peso mexicano, en el marco de lo que se denominó el efecto Tequila, y apelando al auxilio de la administración Clinton con un crédito de 20 mil millones para reorientar una economía abortada por vía de los tesobonos, caracterizados por una operación inentendible de deudas adquiridas en pesos y pagadas en dólares.

Entre los enfoques carentes de certeza y practicados de manera reiterada en el  continente, se tiende a creer que los egresados de los circuitos académicos en Estados Unidos y Europa, cuando regresan a sus respectivos países y asumen posiciones públicas, el factor reputacional de las aulas constituye la garantía de un desempeño eficiente.

Aunque el argumento posee una dosis de verdad, lo innegable es que nuestras élites, al educar a sus cuadros en instancias educativas exquisitas, crean las bases para que  la acumulación excepcional de conocimiento se implemente en una dirección que podría andar distante de la agenda de mayorías sedientas de una mejoría sustancial en su nivel de vida y con deseo de  que su histórica desigualdad encuentre en los “bien formados” el sentido de compromiso para no validar la expresión del legendario Simón Bolívar: el talento sin probidad es un azote.

¿No intuía, un egresado de Harvard como Domingo Cavallo, el derrumbe de las finanzas argentinas? Acaso en las aulas de la universidad de Columbia, Hernan Buchi, no aprendió sobre la desgracia y corrupción detrás de las empresas chilenas privatizadas.

En Yale, Ernesto Zedillo debió leer los efectos que tiene en toda economía los procesos de devaluación. Y se puede impugnar que un prestigioso centro académico, como el Instituto de Tecnología de Massachusetts, no provocaran en Moisés Naím el conocimiento suficiente para prevenir las reacciones de los pobres venezolanos al colocarle políticas de shock en medio de un déficit fiscal de 6.1% del PIB?

El PRI, después de la administración Zedilló perdió el poder, la coalición en Chile se impuso a las fuerzas de Pinochet y su pupilo Buchi, la catástrofe de los adecos abrió las compuertas a Chávez y borraron del mapa el otrora partido de Rómulo Betancourt y el justicialismo sobrevivió porque sus bases se alejaron de lo que representaba Menen, dándole la victoria a un kirchnerismo que se mantuvo en el poder y retornó cuatro años después.

Al final de la jornada, la trascendencia del cambio reside en parecerse a la gente simple, distante de los financiadores que ponen a los suyos para defenderle sus negocios, sin gestos arrogantes, pero motor esencial de las transfomaciones deseadas. 

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