Por Leonardo Jaquez
El presidente Luis Rodolfo Abinader Corona elegido democrática y abrumadoramente por mas del 52% del pueblo dominicano, en sus primeros días de gestión, luce transitar por el camino correcto que de seguro habrá de conducirnos por las sendas de la prosperidad económica, la armonía social, la estabilidad política y el fortalecimiento institucional, todo esto tan necesario para regenerar esta democracia considerada por muchos «de baja intensidad».
Esto se evidencia al ver como en apenas días el líder de la nación, el cual hay que recordar pudo imponerse en las pasadas elecciones por encima del uso avasallante de los recursos públicos, ha procurado cumplir al pie de la letra con sus compromisos de campaña de conformar un Ministerio Público Independiente, desmontar ese antro de corrupción llamado Despacho de la Primera Dama, fortalecer las estructuras que garanticen la transparencia en los procesos de compras y adquisiciones de bienes y servicios que hace el Estado y a la vez articular un equipo de trabajo con los mejores hombres dotados de extraordinarias capacidades profesionales, experiencias adquiridas y el enorme deseo de aportar a la construcción de una mejor República para todos.
Entonces, porque pretender insistir en llenar de escollos el camino de un Presidente que está gobernando con los oídos en el corazón del pueblo y que ha recibido de entrada una de las mayores crisis sanitaria y económica de toda nuestra historia.
Estos intentos aviesos expresados fundamentalmente a través de las redes no resultan justos, ya que no se debería pretender que se resuelvan en días muchísimos problemas acumulados en décadas, por los gobiernos irresponsables que hemos tenido a lo largo de nuestra historia democrática.
En ese sentido, lo que si consideramos justo y hasta necesario tras haber atravesado por un largo periodo de intensa campaña política, es que al menos en estos primeros meses de gestión de un gobierno que ha empezado bien, se depongan las armas de las críticas alevosas e injustificadas, de manera que esto le permita al presidente y a su gabinete concentrarse en desarrollar armoniosamente el ambicioso programa de gobierno que se le prometió a la nación.
¡El repliegue estratégico de la crítica desmesurada es mas que necesario, para bien de todos!
