Pablo Mckinney propone unidad nacional ante «la barbarie que en la sombra acecha»

En su acostumbrada columna en el Listin Diario «El Bulevar de la Vida», el intelectual Pablo Mckinney propuso a las fuerzas vivas de la nación la concertación de un gran pacto que permita al presidente electo, Luis Abinader Corona, la implementación de la consensuada «Estrategia Nacional de Desarrollo», en la que se han contemplado un conjunto de medidas en procura de fortalecer la institucionalidad democrática de la nación y permitir un desarrollo económico sostenido que nos conduzca a la reducción a mínimos de los niveles de pobreza y desigualdad social.

En ese sentido, Mckinney advierte que » todos los dominicanos deben saber que sin la unidad de todos no habrá victoria contra el Covid, contra la pobreza, ni contra la barbarie que en la sombra acecha».

Ver publicación de uno de los articulistas más leído en la prensa nacional:


Unidad o barbarie

Uno busca en la historia de la patria y no encuentra un momento de tanta desola­ción y tan generalizada cri­sis.

Habría que viajar hasta los inicios del siglo XVII y llegar a la Real cédula envia­da al Virrey de México desde la Metrópo­lis para que enviara El Situado a la ya ol­vidada isla (que de eso sobrevivía), para encontrar un momento de tanta incerti­dumbre.

Ahora, los esfuerzos se centran en la vida. Pero tarde o temprano los que so­brevivan tendrán que enfrentarse al de­safío de rehacerlas, y de relanzar la eco­nomía del país.

En los actuales momentos, se busca la manera de equilibrar salud y economía. Se busca pero no se encuentra. Turismo, remesas, las inversiones legales y tam­bién las ilegales tan inmorales como úti­les materialmente, están en crisis. Pero resulta que el narcotráfico y el lavado son El Situado de nuestros barrios empobre­cidos, y las ayudas del gobierno no pue­den ser permanentes.

En 2016 uno le advertía al hoy presi­dente electo, Abinader, que sólo un gran frente opositor podría vencer al PLD. No fue posible esa gran alianza (recuerden que en 2015 el PRM era apenas unas si­glas de perredeístas) y ya conocemos los resultados: sin unidad no hay victoria. No la hubo para la oposición entonces, como tampoco para el PLD hace tres se­manas.

El PRM no ganó en 2016 por lo mis­mo que perdió el PLD en 2020, y uno lo advirtió mil veces: “Si el que estuvo quie­re volver y el que está quiere seguir, am­bos se irán… a la oposición”. Y así ocu­rrió. Sin unidad no hay victoria.

Sin unidad no hay victoria, pero cuida­do, que no es de lucha político-partidaria de lo que debo, quiero y estoy hablando aquí, sino de todo un país en crisis, que tiene engavetada y mil veces consensua­da una Estrategia Nacional de Desarro­llo que, con sus ajustes, debería guiar los pasos de la nación bajo la conduc­ción del jefe del Estado, y no como un zar con chaqueta, sino como el ciudadano al que el Soberano, libérrima y mayoritaria­mente, ha entregado las riendas de la na­ción.

Como lo aprendió el PRM en 2016 y el PLD ahora mismo, todos los dominicanos deben saber que sin la unidad de todos no habrá victoria contra el Covid, contra la pobreza, ni contra la barbarie que en la sombra acecha.

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